Indefectiblemente mi arte se volverá invisible, como el arroyo que se pierde en el llano.
Escribiendo desde esta aridez, no soñar con el mar sería olvidar mi esencia de nube lloviéndose. 
Caminar no es un acto fisiológico, uno siempre camina para llegar a algo, desplazarse a otro sitio o conseguir el descanso de un abrazo. Carece de interés dejar huellas, lo significativo es la excitación del movimiento que te hace romper en la playa como una ola distante.
No seré yo sino el arte del universo quien me atravesará con la energía de los rayos para que la luz, al inventarme en su realidad fotoquímica, me dé existencia pasajera.
Prometo fluir como un río de deshielo para morir en la juventud de tu ser inabarcable. Espíritu robado al silencio del instante preciso en que una fotografía es realizada.